A la hora de una obra de comedia, es necesario saber de que forma los personajes se desenvolverán en cada situación planteada. En lo que respecte a drama, el personaje debe ser muy natural, como si fuera real, pero en cambio, en la comedia debe ser todo lo contrario, exagerado, ahogarse en una gota de agua.
Para crear a un personaje exagerado, es necesario tomar un vicio, un defecto o hasta una virtud y llevarla a extremos ridículos, por ejemplo, un tacaño, no le gusta gastar de más, le gusta regatear, pero hay que llevarlo al extremo, usa ropa vieja, porque no quiere gastar su dinero, no le da dinero a sus hijos, no suelta dinero ni para su boda y por ultimo, no confía en los bancos, así que entierra su fortuna. Bueno, si lo habrán notado, estoy describiendo a Harpagón, de El Avaro.
Como mencioné en los opuestos cómicos, es condición casi necesario que el o los personajes exagerados tengan que interactuar con una (en algunos casos más) persona racional, cuerda, con sentido común, la voz de la razón de la obra.
Usualmente los personajes exagerados se enfrentan a situaciones normales de formas extravagantes o innecesarias. Por ejemplo, un tipo exageradamente rencoroso tiene que lidiar con una mosca fastidiosa, como no puede matarla del método cotidiano hace lo más lógico, según él, dispararle con una bazuka.
El mayor peligro del usar personajes exagerados es el de rozar o ir de lleno a la sobre-actuación, esto sucede si la actuación es muy forzada, los diálogos son innecesariamente ridículos, hay exceso de personajes exagerados o falta total de personajes normales. Por más exagerados que sean los personajes, deben ser carismáticos o por lo menos entretenidos, pues un personaje exagerado mal estructurado no es gracioso, sino irritante. Es necesario que el público pueda simpatizar con dicho(s) personaje(s).
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